Institutos de el ejido

El ejido, España

Un ejido (pronunciación española: [eˈxiðo], del latín exitum) es un área de tierra comunal utilizada para la agricultura en la que los miembros de la comunidad tienen derechos de usufructo en lugar de derechos de propiedad sobre la tierra, que en México están en manos del Estado mexicano. Los ejidatarios de la era moderna cultivan individualmente en parcelas y mantienen colectivamente las explotaciones comunales con la supervisión del gobierno. Aunque el sistema de ejidos se basó en la comprensión del calpulli azteca anterior a la conquista y el ejido español medieval,[1][2][3] en el siglo XX los ejidos están controlados por el gobierno.

Tras la Revolución Mexicana, el Estado creó los ejidos para conceder tierras a las comunidades campesinas con el fin de frenar el descontento social. Cuando México se preparaba para entrar en el Tratado de Libre Comercio de América del Norte en 1991, el Presidente Carlos Salinas de Gortari declaró el fin de la adjudicación de ejidos y permitió que los ejidos existentes se alquilaran o vendieran, poniendo fin a la reforma agraria en México[4].

México logró su independencia de España en 1821, tras la Guerra de Independencia mexicana, la nueva nación soberana abolió las protecciones de la corona a los nativos y comunidades indígenas, haciéndolos iguales ante la ley en lugar de vasallos de la corona española. La desaparición del Tribunal General de Indias fue uno de los efectos de la independencia. Con la inestabilidad política y el estancamiento económico que siguieron a la independencia, las comunidades indígenas mantuvieron en gran medida sus tierras, ya que los grandes latifundios no se expandían para aumentar la producción.

Disturbios en El Ejido

Un ejido (pronunciación española: [eˈxiðo], del latín exitum) es un área de tierra comunal utilizada para la agricultura en la que los miembros de la comunidad tienen derechos de usufructo en lugar de derechos de propiedad sobre la tierra, que en México están en manos del Estado mexicano. Los ejidatarios de la era moderna cultivan individualmente en parcelas y mantienen colectivamente las explotaciones comunales con la supervisión del gobierno. Aunque el sistema de ejidos se basó en la comprensión del calpulli azteca anterior a la conquista y el ejido español medieval,[1][2][3] en el siglo XX los ejidos están controlados por el gobierno.

Tras la Revolución Mexicana, el Estado creó los ejidos para conceder tierras a las comunidades campesinas con el fin de frenar el descontento social. Cuando México se preparaba para entrar en el Tratado de Libre Comercio de América del Norte en 1991, el Presidente Carlos Salinas de Gortari declaró el fin de la adjudicación de ejidos y permitió que los ejidos existentes se alquilaran o vendieran, poniendo fin a la reforma agraria en México[4].

México logró su independencia de España en 1821, tras la Guerra de Independencia mexicana, la nueva nación soberana abolió las protecciones de la corona a los nativos y comunidades indígenas, haciéndolos iguales ante la ley en lugar de vasallos de la corona española. La desaparición del Tribunal General de Indias fue uno de los efectos de la independencia. Con la inestabilidad política y el estancamiento económico que siguieron a la independencia, las comunidades indígenas mantuvieron en gran medida sus tierras, ya que los grandes latifundios no se expandían para aumentar la producción.

El ejido propiedad en venta

El Instituto Silestone ha celebrado su 10º Aniversario con una charla-coloquio sobre la cocina del futuro. Con motivo de esta conmemoración, el Instituto también ha elaborado un informe digital que recoge los contenidos y actividades realizadas durante estos diez años.

Según Santiago Alfonso, secretario general del Instituto Silestone, «Cosentino impulsó esta plataforma hace diez años con el objetivo de crear opinión y debate sobre el entorno de la cocina, tanto doméstica como profesional». Entre los diferentes proyectos desarrollados por el Instituto desde su creación, Santiago Alfonso destacó la publicación «90 cm sobre el nivel del suelo», el primer libro dedicado a la arquitectura de restaurantes, así como el proyecto Global Kitchen, un estudio internacional y multidisciplinar para anticipar cómo será el espacio de la cocina en el futuro.

La charla-coloquio «Diálogos sobre la cocina del futuro», celebrada en la sede de Cosentino, contó con la participación del arquitecto Juli Capella, el chef José Álvarez y el interiorista Lucas Paris. Durante la sesión los ponentes explicaron su visión sobre cómo evolucionará la cocina doméstica en los próximos 25 años.

El ejido (león)

Para la segunda edición ya se está trabajando en los temas teniendo en cuenta lo demandado por los más de 550 profesionales que asistieron al primer simposio y a una encuesta que diseñó el Comité Organizador.

Esta edición contará con un mayor aforo gracias a la nueva distribución del Auditorio de El Ejido, que permitirá acoger a un mayor número de profesionales y productores. Para esta edición se realizará un «mailing» entre los productores, de forma individual a todos aquellos que estén inscritos en sus Comités de Agricultura Ecológica de Andalucía, Murcia y Valencia, con el fin de asegurar la presencia del público objetivo en el Simposio.

Teo Santillán

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